viernes, 20 de febrero de 2009

- KAN - Capítulo II : Ma y Amza


La cabalgata fue larga y rápida. Antes de llegar empezó a llover con fuerza, yo ya sabía que llovería, había sentido la humedad del suelo a través de la piel de mis zapatos, pero Amza se sorprendió y empezó a refunfuñar en voz baja, sin duda pensando que no le oiría. Nos paramos en un patio empedrado delante de una casa donde había una mujer cocinando verduras.
- Ma,- llamó Amza,- Ma,ya he llegado.
- Amza, menos mal, estaba preocupada por ti.- la voz era de joven, en la casa no había nadie más y salía calor de ella, su voz era dulce, aún no se había percatado de mi presencia.-Date prisa, entra en casa antes de que te resfríes.
-Voy ahora, espera a que deje el caballo, coge al niño mientras tanto.- entonces me dejó con cuidado en el suelo y una mano se posó en mi cabeza.
-¿Quién es éste niño?-preguntó pero el caballo se había ido.-Bueno, será mejor que entres y te seques un poco, estás empapado.-la mujer me acompañó hasta dentro y me hizo sentar en una silla , después, me colocó una manta seca encima.-Bueno, ahora que estás mejor que tal si me dices cómo te llamas.
-Kan.-dije haciendo gala de mi habilidad para hablar poco.
-Kan, es un nombre bonito, como tú. Tienes unos ojos preciosos.
De nuevo esa extraña sensación me recorrió el cuerpo, después de todo tenía ojos y no era un monstruo, era hermoso por lo que había dicho la mujer.
-Y qué tengo que hacer contigo Kan, ¿de dónde vienes?
No contesté.
-Ya veo que eres muy poco hablador, tendré que esperar a que venga mi marido para que me lo diga.
Oí que la puerta se abría y me giré para averiguar quién era, enseguida supe que era Amza. La mujer se acercó a él.
-¿quién es el niño?-oí que le preguntaba.
-¿No te gusta? Me parece que es un niño guapo, como tú querías.-hablaba cariñosamente y oí un beso.
-De dónde le has sacado.
-No te preocupes por eso, no tiene a nadie que le cuide y necesitaba ayuda, siempre dices que quieres tener un niño. ¿No te gusta?
-Cuántos años tiene.-dijo ella con voz trémula de emoción.
-Pregúntaselo a él.
Se acercaron a mí y ella me cogió la mano sin guante y me preguntó cuantos años tenía. Le contesté sin tartamudear que tenía siete años.
Luego oí el ruido de platos y cubiertos, pero mi mano seguía agarrada
y oía las lágrimas de emoción de la mujer.
-Yo me llamo Ma.-dijo intentando parecer agradable.-Seguramente estarás asustado,-sonreí maliciosamente y a ella le gustó,-pero no te preocupes, con nosotros estarás bien. Ven a comer algo.- me soltó la mano y yo me puse de pies y seguí el olor de la comida tanteando por no chocar con nada. Encontré sin dificultades mi silla libre y me senté.-Come cuanto quieras.-era la voz dulce de Ma yo intenté obedecer, toqué el borde del plato esperando hallar un cubierto allí pero no había ninguno, el ruido de comer se detuvo y sentí las miradas fijas en mí, las ignoré y proseguí con el tanteo de la mesa para hallar mis cubiertos.-¿Qué le pasa?-dijo Ma y sentí algo de miedo en su voz.
-Se me olvidó decírtelo,-la voz de Amza era de preocupación y me di cuenta que Ma no sabía que no podía ver,-Kan es ciego.
-Ciego,-dijo Ma en voz baja.
-Hasta yo me olvidé de eso, no lo parece.
-Bueno, es demasiado guapo para ser perfecto,-dijo Ma con dulzura en su voz, me acercó el cubierto a mi mano enguantada y yo lo cogí sin agradecérselo y empecé a comer.-Seguramente comerás mejor sin ese guante.-dijo e intentó quitármelo, yo le puse la mano encima para evitarlo.
-Tránquilo Kan, a ella puedes contárselo.-la voz era de Amza pero yo no le hice caso, no dije nada pero cedí a que ella me quitase el guante.
-Así comerás mucho mejor.-dijo y supe con certeza que no había visto la marca de mi mano.-Luego, te cambiaré de ropa y dormirás todo lo que quieras, seguramente debes de estar cansado, un día de éstos, te llevaré a ver a un maestro ciego, él te enseñará a usar los otros sentidos en lugar de tus ojos.
Sus palabras me sorprendieron, había más gente como yo e incluso me ayudarían a ver con mis otros sentidos. La verdad es que eso último no me llamó la atención, ya dominaba a la perfección mis otros sentidos. En ese momento oí un ruido afuera y lo identifiqué rápidamente.
-Ih está afuera.-dije.
-Quién es Ih,-preguntó Ma y al mismo tiempo oí la silla moverse y supe que Amza se había levantado, poco después oí la puerta, el ruido de la lluvia afuera y el batir de alas de mi halcón que había entrado en la casa.-Un halcón.-dijo Ma sorprendida.
-Es el halcón de mi madre.- dijo Amza . Pudiese ser que después de todo, Amza no tuviese los ojos torcidos .
-Pero...
-Kan está marcado. Enséñale la mano.- me ordenó con suavidad y yo obedecí y pude sentir el miedo de Ma,-por eso llevaba el guante, mi madre le tuvo oculto toda su vida pero la Emperatriz morirá esta noche y todos los marcados morirán antes de la próxima, por eso me pidió que protegiese el niño. Siento no habértelo contado antes pero no sabía como decírtelo y no podía abandonarle.
Oí la respiración de Ma muy agitada, hasta pude sentir su corazón acelerado.
-Si lo encuentran nos matarán a todos.-dijo temblorosa.
-Lo sé, si quieres me iré con él, no quiero meterte en líos.
-No seas estúpido, el niño se queda, nunca he tenido un niño y ahora que lo tengo no pienso dejar que me lo maten.
Acabé de comer rápidamente y Ma me puso otra vez el guante,-tendrás que acostumbrarte a comer con guantes,-me dijo con dulzura. Luego me quitó la camisa mojada y me secó con una toalla,-mañana tendré que ir a comprarte ropa, esta noche puedes dormir con una camisa de Amza.-sentí como me ponía una nueva camisa y me quitó los pantalones. Luego Amza me cogió en brazos y me subió por unas escaleras.- Te he hecho una cama de paja, esta noche te servirá y mañana te haré una cama de verdad.-La cama era cómoda, yo me metí dentro de las mantas y el se sentó a mi lado.-Ahora que Ma no nos oye me gustaría hacerte unas preguntas.-yo le escuché dispuesto a responder.-¿Sabes algo de tus padres verdaderos?-incliné la cabeza negativamente, era la verdad, Sanara nunca le había dicho nada.-Está bien.¿Quieres que te describa la habitación?-me quedé indiferente. Pero él me respondió de todas formas, me dijo que era una buhardilla pequeña con una ventana redonda, que había una mesita con una vela y que tenía a Ih a mi lado pero eso ya lo sabía. Cansado de mi indiferencia me dio las buenas noches y cerró la puerta dejándome solo. Me dormí enseguida hasta que me despertaron ruidos de jinetes anunciando la muerte de la Emperatriz. Luego, me dormí de nuevo.

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